¡HARTO DE PONERLE EL RABITO!
Cansado estoy (¡cansada, con rabito!)
de cargar con el rabo a todos lados,
y aunque casi me acerca al infinito
arrastrando sus púlpitos sagrados,
me han dejado tan simple y tan flaquito
que no están más que yo los más turbados,
y juro por la gloria de Hirohito
que los tengo que ver resucitados.
Pero no busco acompañantes nuevos,
porque yo me alimento de mis huevos
con papas y un enorme salchichón.
Que, aunque debido a su abandono pene,
aún conserva su fuerza, porque tiene
todo el polvo en su fértil erección.
Onánimo Guarromán
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