MUERTE DE YORCH SOROS, EL SORORIDARIO
Anoche maté a Yorch Soros
con un poema infinito,
mientras gozaba el gordito
zambulléndose en sus oros
lo mismo que el Tío Gilito.
La ministra Karman Kalva
se interpuso entre mis versos
y por poquito lo salva,
pero ya, bajo una malva,
están sus güesos dispersos.
Se lamenta el Puichimón,
que le pasaba la gorra,
en tanto que el tontorrón
supremacista de Torra
llora, pues ya no se forra
con la pasta del gachón.
Y todas las femilocas,
que en España no son pocas,
se quedan sin su mecenas,
y se ahogan en sus penas
los pagafantas masocas...
¡Por desgracia desperté
y el poema me olvidé!
Fernando Pessao
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