LA MONJA QUE SE MONJA
Teresa Forcades,
madura taronja
de Roma sostén,
parece de Gades,
¡el disfraz de monja
le sienta fetén!
Mas no es el barbudo
de Jerusalén
el que fuera el bien
que moverla pudo...
¡Se viste de monja
con rabia y desdén,
no como lisonja
al Rey de Belén,
mas porque la monja
se monja y se monja
igual que una esponja
o un pez en la lonja!
¡Y por Catalonja
se monja también!
Y el Papa Francisco,
se raya el canalla
y grita al aprisco
y al Cielo también:
¡que no se me vaya
otra más del harén!
Teresa de Carcunda
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