¡ME HE ENAMORADO DE LA JUEZA ALAYA!
Me he enamorado de la jueza Alaya,
y es una gloriosísima condena
ver su rostro divino en la pantalla
y su esbelto perfil; el alma plena
pegada llevo, vaya donde vaya,
a esta pasión que es gozo en vez de pena.
Y aunque suene a ridículo exabrupto,
¡hasta le tengo envidia a algún corrupto!
Tú, corrupto truhán, en cambio puedes
todo el hermoso edén de su semblante
y sus numerosísimas mercedes
mirar dichoso, porque estás delante
de aquella que nos tiene entre sus redes...
¡Y aunque mi confesión no es elegante,
sentenciarme a este amor no es un suplicio
y no me importa si perdí el juicio!
Féliz Llamante Caballero
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